La caída en la productividad en Córdoba y Santa Fe definió un año complejo para la
lechería. Para 2025 se espera una recuperación cercana al 6%, que estará atada a una
serie de variables coyunturales y climáticas.
En 2024, la producción láctea a nivel nacional acumuló 10.590 millones de litros, de acuerdo
al Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA). Este volumen representó una caída
del 6,5% con respecto al año previo, una merma de 710 millones de litros.
El relevamiento de organismo detectó un comportamiento por demás heterogéneo en los
establecimientos lácteos. Así, determinaron que la producción lechera mostró diferencias
significativas, según el tamaño de los tambos, los niveles de productividad y las distintas
regiones geográficas.
Durante la primera parte del año, la producción registró una caída acumulada del 14,5% en
el primer cuatrimestre, al compararla con el mismo período del año 2023. En la mayoría de
las zonas se observó una recuperación entre mayo y julio, tras las fuertes caídas iniciales.
Un dato a tener en cuenta es que si bien en agosto hubo un leve retroceso, luego se
registró un crecimiento mensual acumulado del 1% mensual. De todos modos, la
comparación interanual de la producción de leche en distintas provincias durante 2024
mostró grandes variaciones respecto del año anterior.
En este punto, la metodología utilizada por OCLA solo consideró aquellos tambos que han
remitido información en ambos años, excluyendo los tambos que cesaron actividades,
comenzaron recientemente o dejaron de proveer datos.
Para este año, el OCLA elaboró sus proyecciones, a partir de la información aportada por
15 industrias lácteas que reciben y procesan alrededor del 49% de la leche de Argentina.
Los datos preliminares indican una suba del 5,72% anual, con una producción estimada
para 2025 en 11.190,2 millones de litros de leche.
“Esta estimación sólo trata de brindar una perspectiva para el año 2025, sobre la base de
los datos disponibles al momento de efectuarla”, señalaron desde OCLA.
Y advirtieron: “las condiciones de alta volatilidad e incertidumbre que seguramente
caracterizarán el año que recién iniciamos, pueden generar importantes diferencias
respecto a los números proyectados”.