Ante una campaña que no estará exenta de factores de estrés ambiental, desde Stoller Argentina proponen el uso de BioForge Advance, un fertilizante líquido de aplicación foliar que reduce estos riesgos.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) declaró de manera oficial que El Niño ya está presente en Argentina y eso genera la expectativa de que ocurran eventos favorables para el normal desarrollo de los cultivos, incluso con la aspiración de lograr altos rendimientos.
No obstante, esto no significa que puedan suceder otros factores ambientales adversos que puedan hacerse presentes en momentos críticos y atenuar el efecto positivo que se aguarda por un mejor régimen de lluvias.
Un ejemplo simple es que en alguna zona la cantidad de agua sea excesiva y eso provoque inundaciones que estresen a los cultivos, pero no por escasez sino por exceso hídrico. Según estudios científicos, a causa del impacto de estos factores abióticos se puede llegar a perder hasta un 60% del rendimiento potencial, en cultivos extensivos.
Ing. Agr. Rafael Olivella
“Cuando las plantas se enfrentan a situaciones ambientales adversas, las cuales son más comunes de lo que creemos, responden regulando distintos procesos como el cierre estomático, la detención del crecimiento, la abscisión de hojas, el aborto floral, entre otros, con el único objetivo de sobrevivir y poder seguir con su normal crecimiento”, explica el Ing Agr. Rafael Olivella, Coordinador Técnico Regional de Stoller Argentina.
El problema –según amplia– es que “estos procesos de regulación no resultan ‘gratis’ para las plantas, ya que reasignan recursos y energía que antes estaban destinados a la producción de biomasa y de granos, para enfocarse en enfrentar el estrés”.
Un fertilizante que mitiga efectos de estrés
Así, ante una eventual situación de estrés por factores abióticos, la estrategia a seguir por el productor es soluciones nutricionales, a base de macro y micronutrientes, que permitan prevenir o atenuar el impacto ambiental adverso sobre el desarrollo y rendimiento final de los cultivos.
En el caso de Stoller, Olivella mencionó Bio Forge Advance, un fertilizante líquido de aplicación foliar, que tiene una combinación exclusiva de nitrógeno (3%), potasio soluble (1%), cobalto (1%), molibdeno (1%), y actúa como un regulador del crecimiento.
De acuerdo con el Ing. Agr. Olivella, cada uno de estos nutrientes tienen la función de regular mecanismos específicos asociados a distintas respuestas de las plantas frente a condiciones de estrés ambiental.
“El aporte de cobalto a las plantas potencia el proceso natural de regulación de los niveles endógenos de etileno (hormona gaseosa que aumenta considerablemente sus niveles dentro de la planta cuando esta se somete a distintas situaciones de estrés ambiental y es la señal para detener el crecimiento) evitando así que se produzcan los síntomas típicos del estrés y el cese del crecimiento”, ejemplifica.
Por su parte, el molibdeno mejora la eficiencia de uso del nitrógeno, un nutriente clave en cultivos de gramíneas y también en otros altamente demandantes de nitrógeno, como podría ser la soja.
En este marco, la nueva formulación de Bio Forge Advance aporta una mayor concentración de un regulador de crecimiento específico, permitiendo a la planta una reducción más rápida de la concentración interna de las ROS (especies reactivas de oxígeno -radicales libres-), evitando así la oxidación y la consecuente muerte celular.
“En síntesis, regulando todos estos procesos, con la aplicación foliar de Bio Forge Advance logramos atenuar los efectos de los tipos de estrés ambiental más frecuentes en nuestros cultivos de verano, entre los que podemos mencionar, granizo, estrés térmico por altas temperaturas, estrés hídrico temporal y fitotoxicidad, entre otros”, resume.
¿Cómo se aplica?
Bajo este panorama, un aspecto importante es que Bio Forge Advance es altamente compatible con soluciones fitosanitarias de uso frecuente en la agricultura, por lo que es posible hacer una aplicación en mezcla.
En cuanto a la dosis recomendada, se ubica entre 0,5 y 0,75 litros por hectárea, dependiendo del tipo y grado de estrés que tenga el cultivo.
En referencia al momento de aplicación, se puede utilizar en cualquier estadio del cultivo en el que un factor abiótico genere estrés y empiece a limitar su normal desarrollo.
“En un año Niño como el que comenzamos a transitar, con lluvias que empezaron a aparecer en varias zonas productivas del país, lo cual permitió mejorar el desarrollo de los cultivos de trigo ya implantados, hoy más que nunca tenemos que estar atentos a aquellos factores ambientales adversos como pueden ser la ocurrencia de una helada tardía o estrés térmico por altas temperaturas en el periodo de llenado, lo cual significaría una gran pérdida en rendimientos”, insiste Olivella.
Y concluye: “Es clave aplicar el conocimiento basado en el manejo y apoyarse en el uso de tecnologías como BioForge Advance, que permiten disminuir el impacto de las condiciones estresantes y maximizar la producción”.