La sequía elevó de manera alarmante la mortandad en el ganado bovino, alcanzando una tasa del 46%, según el informe del Instituto de Estudios Económicos (IEE) de la Sociedad Rural Argentina (SRA). La falta de lluvias en la industria ganadera provocó pérdidas que ascendieron a un total de US$ 3.000 millones. Además, se proyecta que la oferta de terneros en el destete del año 2024 se reducirá entre 1.3 y 1.6 millones de ejemplares debido a la fuerte disminución en la tasa de preñez. Esta reducción es resultado directo del mal estado corporal de los animales, agravado por la falta de forraje y las condiciones de estrés térmico y hídrico. La pérdida de peso en los terneros vendidos también ha sido un efecto notorio de la sequía, con un promedio de 20 kilos menos por ejemplar.
La disminución en el peso de los terneros impactó en el peso de faena, reduciendo en 10 kilos por animal y forzando a los ganaderos a la liquidación prematura de vacas. Los daños en la producción de forrajes también han sido contundentes, con una pérdida estimada del 38% del área implantada con forrajes perennes y anuales. A pesar de las dificultades, la sequía aún persiste, afectando a un 18% de los animales que siguen padeciendo la escasez de agua. La industria ganadera enfrenta un panorama incierto y desafiante, con la esperanza de que mejores condiciones climáticas permitan la recuperación de este pilar fundamental de la economía argentina.
Fuente: TN Campo