Los productores de cerdos atraviesan una crisis de rentabilidad desde hace varios meses, lo cual ya
ha derivado en el abandono de la actividad de muchos de ellos, especialmente los más pequeños,
que no tuvieron espaldas para seguir trabajando a pérdida.
“El sector porcino está pasando una situación muy complicada. Normalmente de abril a junio,
julio, eran meses malos, pero este año se adelantó a enero, una situación tan larga nunca sucedió,
o por lo menos en los últimos 15 años. Esto ha provocado que los productores estén perdiendo
plata, todos: grandes, medianos, chicos. Y muchos han decidido salir del sector”, afirmó el
productor y analista Juan Uccelli. Es que el precio que reciben por el capón cayó un 30 por ciento y
los costos subieron hasta un 20 por ciento, desde diciembre de 2023.
El costo de producción es de aproximadamente 1.150 pesos por kilo para un criadero de escala
mediana y de 1.000 para los más eficientes. “Estamos atravesando momentos muy difíciles. Las
pérdidas promedio rondan los 150 pesos por kilogramo vendido, es decir del 10 por ciento de
rentabilidad negativa, imposible de sostener mucho tiempo. En mi caso, con un criadero de 800
cerdas productivas, perdí 30 millones de pesos por mes en marzo, abril y mayo”, detalló Adolfo
Franke, productor y vicepresidente de la Federación Porcina Argentina. Él puede sobrellevar los
problemas financieros ya que produce su propio grano para alimentar a los animales en su
establecimiento cercano a Teodelina, al sur de Santa Fe. No obstante, en esa situación genera
saldos de IVA positivos de dos o tres millones con rentabilidad nula.En los mostradores, la carne
porcina al consumidor bajó un 3,7 por ciento y es una de las más baratas, sin embargo, la caída en
los precios mayoristas, es decir, los valores que reciben los productores, fue mucho mayor,
llegando a un 30 por ciento. “La pérdida la están pagando los productores y la diferencia la está
haciendo el carnicero, porque bajó su venta de carne vacuna y encontró que al cerdo le podía
agregar mayor porcentaje y se quedó con la diferencia para mantener sus costos fijos a costa de
que el productor cada vez está más complicado”, explicó Uccelli.
En diciembre del año pasado, el precio del porcino se acercó mucho al del vacuno que estaba
notoriamente atrasado. Luego, en enero, la carne bovina comenzó a incrementar su valor pero la
de cerdo evolucionó a la baja. El 12 de marzo, cuando el gobierno nacional anunció la apertura de
las importaciones para productos de la canasta básica, entre ellos la carne porcina, se registró un
nuevo descenso. El tercer bajón se dio hacia fines de marzo y principios de abril: “Nos agarró un
fin de semana largo, Pascuas y Malvinas, en el que no se faenaron animales, entonces empezaron
a tener más peso, y cuando se pasa de un peso determinado, que son los 125 a 130 kilos, se
empieza a castigar a los productores por el precio”, repasó el consultor. La penalización por exceso
de peso también se da por una menor salida de animales de las granjas debido a la caída de la
demanda.Actualmente el productor recibe entre 850 y 1000 pesos por kilo vivo. Según Uccelli,
este valor tiene margen para subir entre 200 o 300 pesos, de esa manera llegaría a 1200 o 1300
pesos poniéndose a la par del precio mayorista del pollo, y seguiría siendo una carne barata. “A la
larga, no es negocio que la producción no gane plata y que el carnicero haga diferencias groseras,
o sea, estamos matando a la gallina los huevos de oro, que en este caso son las chanchas de los
lechoncitos dorados”, alertó Uccelli.