En los primeros cuatro meses del año, la industria frigorífica procesó 4,7 millones de cabezas, un aumento del 12,3% en relación al mismo período del año pasado. El perfil exportador se fortalece con hembras de baja calidad.

La seca que impactó en los campos ganaderos apuró la salida de hacienda y generó un incremento en la faena, aunque con algunos datos para tener en cuenta.

En los primeros cuatro meses del año, de acuerdo al Consorcio Exportador de Carnes (ABC), si bien la faena y la producción de carne aumentaron, el peso de la carcasa bovina marcó una caída. 

Además, hubo un aumento -sin llegar a niveles de liquidación, según ABC- en la faena de hembras. Esta situación suele ser un reflejo de los años con seca. Ante la menor disponibilidad de forrajes, tanto terneros como vientres suelen ser las primeras categorías de las cuales los productores se desprenden, para equilibrar la carga en campos castigados.

En este escenario, el primer cuatrimestre del año cerró con una suba interanual del 12,3% en la faena bovina, según ABC.

En ese período, la industria procesó 4,7 millones de cabezas, tendencia que estuvo impulsada por novillitos pesados y vacas, categorías en donde la faena aumentó en 141.000 y 191.000 cabezas, respectivamente. 

De las 4,7 millones de cabezas que entraron a las plantas frigoríficas en este período, el 47,5% correspondieron a hembras. Esta cifra marca un crecimiento, en comparación al 45,7% que se registró entre enero y abril del año pasado y representan unas 300.000 cabezas más. 

Por el lado de la producción de carne, se registró un incremento pese a la caída en el peso de la media res. En total, la industria produjo 1,07 millones de toneladas en los primeros cuatro meses del año, un 10,9% en comparación a 2022. 

En el aporte por categorías a este mayor volumen de carne, el mayor crecimiento en el primer cuatrimestre correspondió a las vacas, con 174.800 toneladas (21,6% interanual).

Fuente: Infocampo